jueves, 20 de junio de 2013

MANUEL BENÍTEZ PÉREZ

                                                                                        El Cordobés




Huracán, ventarrón, viento salvaje
del guerrear frenético del toro,
desborde pasional, clamor sonoro
de un mar incontenible su oleaje.

Un duro y espinoso aprendizaje
sin música, sin palmas y sin coro
sobre ruedos que tienen como aforo
desolación nocturna del paisaje.

Por unos y por otros discutido,
negado o aclamado, mas sin duda
marcó época sin trampa ni engañifa,

y al toro encandiló y fue seducido,
con sus saltos de rana forma ruda
de a un torero hacer quinto califa.