viernes, 21 de junio de 2013

A LA FERIA DE SOTILLO




A la feria de Sotillo,
de Sotillo de la Adrada,
jinete y mula albardada
hacen alto en un cerrillo.

La mula que coces daba
al sentir los aparejos
y del arado trebejos,
por los belfos resollaba.

De sudor un mar de espuma
le corría por las ancas,
como el agua de barrancas
que por Sotillo rezuma.

El camino hizo al galope
yendo desde Cenicientos,
cual Eolo, dios de vientos
vertiginosos a tope.

Descabalgando el jinete,
entre susurros la calma,
quita lomillos y enjalma,
y ella dócil se somete.

La seca lomos e ijares,
tripa y remos de las patas,
orillado entre unas matas
de olorosos tomillares.

Después la conduce al paso
y en la feria la introduce,
y su caminar seduce
por su tranco y acompaso.

Se interesan compradores
y la miran y examinan,
y palpándola conminan
a que muestre sus errores.

Extraños no hace la mula,
más mansedumbre no cabe
en falso animal que sabe
que en la feria se simula.

Y en la feria de Sotillo,
de Sotillo de la Adrada,
de feriantes muy colmada
se vendió este animalillo.