Años oscuros del hambre,
de cárcel y represión,
sin jornales ni esperanza,
huérfana España de Dios.
huérfana España de Dios.
Sin veredas ni caminos,
ni sendas de libertad,
a los pobres les quedaba
no más que el echar a andar.
Por cerrados horizontes,
ámbitos en la oquedad,
recintos con cerraduras
había que sortear.
En la España racionada
convertida en un cuartel,
con los guardias en alerta
le echaban valor y fe.
Los costales en las mulas
y ellos caminando a pie,
asen el ramal con fuerza
y el viento susurra en él.
Cruzan sierras, surcan ríos
y los saben vadear,
con aguas llegando al cuello
en días de temporal.
Catalino, casi un niño
sin barba a la que afeitar,
ya va a tierras de la Mancha
en busca del cereal.
Ya sea cebada o trigo
o garbanzos tanto da,
estraperlo de carencias
ya habrá quien lo comprará.
Y como siempre al ingenio
lo aguza necesidad,
él lo aguza a toda prisa
y aguzado tiene ya.
Sabe que quien compra y vende
precisa de habilidad,
y empleo de la sonrisa
y él esto sabe emplear.
Con el dinero tasado
en su alcancía no hay más,
y en orfandad se
halla su hucha
inclusera de metal.
Si la mercancía pierde
o llega a desbaratar,
dinero no habrá en reserva
y un valedor no hallará.
Por aledaños que cruza
el Maquis presente está,
y Guardia Civil acecha
y a él le van a implicar.
Le acusan de formar parte
del grupo de Reguilón,
y someten a tortura
sayones del dictador.
Le sumergen en un pozo
pendiendo de la garrucha,
y van sacando y metiendo
al ritmo que les divierte.
Con los métodos que saben
pues psicólogos no son,
culatazo y tente tieso
y pateo al por mayor.
En el Casar de Escalona
le despojan de la carga,
le despojan de la mula
por un mes de duración.
Trabajadores honrados
que delincuentes no son,
peor que a bestias trataban
del cortijo del señor.
Por Gredos atravesaban
y en el Tiemblo descargar,
y el Pantano del Burguillo
brillando en la oscuridad.
Por los Montes de Toledo
entre chaparro y zarzal,
cruzan sendero escarpado
que al lobo miedo le da.
Perseguidos y acosados
por querer ganar el pan,
en reata van de noche
acechados por el mal.
Con la justicia al revés
la que dictó el vencedor,
al pobre solo quedaba
ir a la buena de Dios.
Subsistencia de estraperlo
aceptaron los coruchos,
y tomaron como vino
y cual vino se alejó.
Catalino se hizo hombre
antes que niño creció,
el destino era de entonces
de pobres, hambre y sudor.
Catalino ante el peligro
acrecentó su valor,
y decidió sentar plaza
en bandera de legión.
Ni cuatro lustros tenía
Ni cuatro lustros tenía
cuando en Madrid se plantó,
y en el banderín de enganche
hizo allí su aparición.
Pues él en sus pocos años
se hizo su composición:
"Si legionario me hago
esquinazo les doy yo".
En la puerta hizo antesala
y penetró en un despacho,
donde un oficial canoso
le aconsejó lo pensara.
A legionarios de guardia
los vio tiesos como a varas,
con caras de traga niños
por si el coco no bastara.
Y siempre con la intuición
pupilar de hombre del campo,
que abarca todo el conjunto
hizo fu como los gatos.
Los recordó de la guerra
cuando todo lo arrasaban,
y en alianza con los moros
nueva invasión fue de España.
Siendo hombre rico en recursos,
fértil de imaginación,
asendereó sus pasos
por un sendero mejor.
Pues él a alguien conocía
que tenía relación
con un médico notable
de algún estado mayor.
Le arreglaron los papeles
del ejército del aire,
y frente al banco de España
se cuadra ante generales.
Y vemos a Catalino
uniformado de azul,
con sus dos años de mili
donde Azaña administró.
Producido aquel paréntesis
mejoró su situación,
y vuelto al mundo civil
en Cenicientos se halló.
Y al romance pongo fin
encarnando en Catalino,
subsistencia de estraperlo
y así poder subsistir.