Destaco a Cenicientos sobre el mapa
que de Madrid conforma monte y suelo,
siendo parte importante
de su cielo
buque insignia que prende en su solapa.
En grata sensación que pronto atrapa,
sus vinos suavidad de
terciopelo
y brisas marejadas del
consuelo
que adhieren al
viajero como lapa.
Un sortilegio tiene
su montaña
con su Peña entrañable
que se baña
en el pinar tendido
ante sus pies.
Y al trasponer el sol
sobre la cumbre
es tamaña su belleza y deslumbre
que la villa corucha adorable es.