Del Gremio de Engastadores
del que formo largos años,
no oí de tretas ni engaños
ni en su seno embaucadores.
Por nuestras manos pasaron
cientos, miles de quilates,
que ni en zarzas ni acirates
nuestros dedos enredaron.
Y brillantes en cascadas
y cuantas gemas afluyen,
y en astilleras confluyen
devueltas son engastadas.
Y vemos estupefactos
que servidores del templo,
son constante mal ejemplo
y nos hieren sus impactos.
Con una España oficial
que es patio de Monipodio,
y se turnan en su podio
y se apropian del caudal.
Y se tapan y se ocultan
y se gritan y un “tú más”,
y nada aclaran jamás
y el despegue dificultan.
Y la patria sacro-santa
que no sale de su asombro,
se desploma entre el escombro
de indignación que la espanta.
Y en redor nuestro naciones
Y en redor nuestro naciones
y su libre opinión pública
nos ven cual una república
de pícaros y ladrones.