“Si un toro ha
matado a Gallito a todos nos sucederá lo mismo”
( comentarios de los toreros)
Su existencia fue consagrada por y para ello
como leña del monte,
nacida para el fuego,
o el
agua deslizante, que mana para el riego,
y hacer del toreo la
luz solar del destello.
Rindió a su arte un
culto, conjugación de lo bello,
con su hondura juvenil de un entregado entrego
con aficionados en un
parpadeo ciego,
soñando si tanta
sapiencia era un atropello.
Todos los toros bravos
o mansos le servían
aplomados, y cuantos
fieros acometían,
y siendo un as entre
los grandes banderilleros;
comparado a Romero y a
Paquiro y Guerrita
nos cuentan las
crónicas y sus logros escrita
que
en su era fue proclamado el rey de los toreros.