El azogue de tus ojos
son imán de mis pupilas,
son imán de mis pupilas,
y las acoges y asilas
y liberas de sonrojos.
Y después tus labios
rojos
con su incitación al
beso,
prendido en el
embeleso
de estos tus ojos de
azogue,
me diluyo en el
desfogue
cuando repito el
proceso.