El pasmo de Triana
“Lo que no pueser, no pueser
“Lo que no pueser, no pueser
y además es imposible”(El Guerra).
Pero Juan Belmonte demostró que se podía
con su arte insuperable rindiendo multitudes,
fue pasmo el ofrecido por estas latitudes,
y un asombro que a los más escépticos rendía.
Ardua le fue la entrada en la nueva cofradía:
sin antecedentes, avalando sus virtudes.
Maletilla en Tablada y, encauzando aptitudes,
toreando desnudo hasta el despunte del día.
Fracasó en Sevilla destapándose en Valencia,
y aportó a la fiesta la desconocida ciencia
del toreo en terrenos de veda restringidos.
Doctorado fue por el Califa Machaquito
e igual a un consenso popular sin plebiscito,
el más célebre fue hasta sus últimos latidos.