Hace años tantos que ya mal me acuerdo:
cual cabra montés coroné su cumbre
y en su cima sin óxido ni herrumbre
flores hallé insertas en mi recuerdo.
Retazos fugaces donde me pierdo,
en el cielo de julio ardía lumbre
y un paisajístico y bello vislumbre
en concordato con un mundo cuerdo.
Gredos monumental sobre su espalda,
a la Silla cubría y daba guardia
a sus pies el pinar gema y guirnalda.
Y a su frente los Montes de Toledo,
centinelas del llano y salvaguardia
de la Peña Chica en donde me quedo.